La tecnología avanza y no se detiene. El cambio cultural es rápido y vivimos en la era de la masificación de la información. Vivimos conectados a dispositivos electrónicos, de los cuales dependemos para realizar la mayoría de las tareas diarias.
Nuestros cerebros están sobrecargados: sin dudas la tecnología esta afectando nuestro desarrollo cognitivo, emocional y social. ¿Estamos preparados para absorber todos los estímulos que nos rodean? ¿Qué pasa con los niños? ¿La tecnología está transformando la niñez?
Los niños son más vulnerables en los primeros estadios del desarrollo y crecimiento. Los estudios muestras que cuando comienzan la escolarización, la mayoría ya tuvieron alguna experiencia manejando tecnología, incluso por si solos sin asistencia y supervisión de mayores.
La mitad de las familias regulan el uso de la televisión, pero solo un 20 % regula el uso de la computadora y el celular. La mitad de los niños miran televisión en sus propios cuartos.
El tema es foco del debate en varios campos del conocimiento.
La Asociación Americana de Pediatría recomienda evitar la televisión en niños menores de 2 años. Sugiere enfocarse en actividades esenciales como jugar, leer libros, y experiencias que involucren contacto con el mundo físico y la naturaleza.
Las preocupaciones principales respecto al uso de la tecnología en la niñez son:
El desarrollo social está en riesgo porque juegan solos.
El desarrollo intelectual se ve afectado por la alta demanda cognitiva.
El desarrollo lingüístico puede ser inhibido.
Existe más probabilidad de desarrollar obesidad.
Se puede convertir en una adicción.
Las oportunidades de interacción familiar se ven reducidas
Lo más llamativo es que los niños expuestos a un uso intensivo de la tecnología tienen más dificultades para regular adecuadamente sus emociones, son menos pacientes, con poca tolerancia a la frustración y más impulsivos.
Cuando avanza la edad la posición es más ambivalente, ya que la tecnología ofrece un soporte académico y también prepara para el mundo del trabajo.
Un dato interesante a tener muy en cuenta es que los intereses individuales de los padres, su educación y la experiencia previa usando tecnología, son la influencia más importante en el desarrollo de la relación que tendrán los niños con los dispositivos electronicos.
El promedio de las familias no está en contra del uso de la tecnología, pero si acuerdan en que prefieren esperar a una edad más avanzada para fomentarla. En ese mismo sentido los padres en general creen que es necesario un uso moderado y les interesa que sus hijos desarrollen habilidades como para encontrar ciertos sitios web y con el tiempo lograr independencia, sin estar expuestos a contenido potencialmente dañino.
Sin dudas es necesario poner límites mediante cierto nivel de supervisión y apuntar a lograr un balance con actividades al aire libre, sobre todo las que involucran contacto con otras personas.
La tecnología puede brindar grandes herramientas, la diferencia va estar marcada por las reglas y el uso que cada familia implemente.
Les dejamos algunas recomendaciones generales a seguir para evitar que la tecnología se convierta en un riesgo para los niños:
Estructurar la rutina de los niños, estableciendo tiempos para jugar, estudiar y usar la tecnología.
Fomentar un uso moderado. Alentarlos a buscar actividades al aire libre, hacer deporte y ejercicio físico.
Participar activamente en el juego de los hijos dando el ejemplo y evitando la interferencia de los dispositivos electrónicos (sobre todo el celular).
Conocer la tecnología y dispositivos para poder explicar su uso y el potencial peligro. Supervisar el uso continuamente y estar muy atentos a los fenómenos de ciberbullying, grooming o sexting.
Potenciar su uso en el proceso de aprendizaje, cuando estén listos, y lograr integración con las prácticas educativas de los colegios.
Pedir ayuda profesional si el uso de la tecnología se convierte en un problema que no pueden manejar (existen profesionales especialistas en adicción a la tecnología).
Lic. Manuel Pastene
Mat;52669
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